No hay límite o barrera en el corazón de una persona que se ama a sí misma y a los demás.
El sol es esencial para la vida en la tierra, cuando recibimos un poco de él nos brinda múltiples beneficios, pues nuestros cuerpos fueron diseñados para aprovechar el sol por diferentes razones:
- Nos ayuda a regular el ciclo del sueño asegurando que podamos mantener nuestros patrones del sueño, que podamos permanecer despiertos durante el día y dormir profundamente por la noche.
- Mantener un buen estado de ánimo es uno de los efectos del sol, pues se ha demostrado que tomarlo muy poco, sobre todo en los meses de invierno, puede hacer que algunas personas se vuelvan propensas a una forma de depresión conocida como trastorno afectivo estacional.
- La luz solar también estimula la producción de vitamina D, necesaria para la función normal de los huesos.
Sin embargo, también puede ser perjudicial para la piel cuando nos exponemos de manera prolongada y sin ninguna protección. Por lo que es inevitable hablar de la piel sin considerar al sol.
La luz solar es un espectro de rayos tanto visibles, como invisibles (UV) e infrarrojos. La luz UV es la que afecta nuestras células cutáneas, generando radicales libres muy reactivos.
¿Pero... qué son los radicales libres?: Se refieren a moléculas de oxígeno que causan lesiones celulares y se representan en forma de arrugas, enfermedades crónicas y cáncer de piel.
La luz UV se presenta en tres formas: Ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC):
Rayos UVB:
Son aquellos que proporcionan la energía que la piel necesita para elaborar Vitamina D, pero es responsable de las quemaduras solares y del daño directo del ADN.
Características:
- Fluctúan en el curso del día y son más potentes al mediodía.
- Estimulan la producción de nueva melanina, responsable de los bronceados más prolongados, y estimulan las células para producir una epidermis más gruesa.
- Pueden quemar y dañar la piel, especialmente durante temporadas estivales y en altitudes elevadas.
- Aunque penetran a menor profundidad, generan radicales libres en todos los niveles de la epidermis.
- Afectan al ADN más que los UVA y son la causa principal del daño del ADN.
- Daño ocular y retiniano.
Rayos UVA:
Ocasiona daño cutáneo, especialmente al envejecimiento prematuro.
Características:
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Están presentes constantemente en el curso del día.
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Activan el pigmento melanina, ya presente en las células cutáneas superiores, produciendo un bronceado a corto plazo.
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Los rayos UVA pueden pasar, prácticamente sin dificultades, a través de las capas de nubes y niebla.
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Los rayos UVA pueden incluso atravesar vidrios y ventanas.
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Desempeñan un papel importante en la lesión solar a largo plazo, más que en el daño agudo
Los Rayos UVC no llegan hasta la atmósfera terrestre por lo que no presentan daños en nuestra piel.
Los especialistas recomiendan y advierten sobre los daños solares, recordándonos que más del 90% de los cánceres de piel son consecuencia de la exposición al sol. Por lo que el mejor tratamiento es el uso de protección solar.
De esta forma es importante hallar un protector solar que nos brinde una protección segura teniendo en cuenta nuestra sensibilidad y la intensidad de radiación.
En esta tabla puedes identificar los niveles de sensibilidad al sol con relación al factor de protección que debemos tener:
Así mismo, traemos 5 recomendaciones para cuidar tu piel:
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Evita exponerte directamente al sol entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m. Una forma sencilla de darte cuenta es observando tu sombra proyectada al sol. Si es igual o menor a tu altura, tratá de evitar la exposición y aumentar los cuidados.
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Usa un protector solar de un factor 30 como mínimo. Colócalo de 15 a 20 minutos antes de la exposición al sol. Vuelve a aplicarlo cada dos horas.
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Utiliza, en lo posible, ropa y accesorios adecuados. Por ejemplo: sombrero o gorro, ropa de trama cerrada y anteojos con protección a las radiaciones ultravioletas.
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Protégete del sol aun en días nublados. Según la densidad de las nubes, se filtra entre el 50% y el 85% de la radiación ultravioleta.
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Cuida tu piel aun cuando está bronceada. El bronceado es un mecanismo de defensa de nuestro organismo para tratar de disminuir el daño ante nuevas exposiciones.