Cómo te sientes por dentro va a reflejar cómo te ves por fuera.
Si te preguntaras a ti misma si te amas, probablemente tu respuesta automática sea sí, pero, si la pregunta cambia a ¿cuántas veces te lo demuestras? tal vez sean pocas.
Los actos de amor propio permiten cuidar de nosotras tanto física, espiritual como emocionalmente, por lo que para construir esa mujer consciente que deseamos ser debemos mantener buenos hábitos diariamente que nos encaminan a ese nivel de plenitud. Es por esto que deseamos presentar un hábito que día a día nos podemos regalar: La meditación, pues si no nos miramos, no nos conocemos y si no nos conocemos, no podemos amarnos.
¿Qué es la meditación?
Encontrar la paz interior puede ser un estado emocional difícil, sobreto, cuando estamos acostumbrados a estilos de vida muy acelerados incluso a vivir en piloto automático. La meditación es una práctica que busca precisamente eso, la paz consigo mismo.
Cuando meditamos obtenemos beneficios que ayudan a mejorar nuestra salud y en general la sensación de bienestar. Si bien esta práctica se asocia a ''poner la mente en blanco'' o darle un respiro a nuestros pensamientos, este no es el objetivo principal, pues es una herramienta para el cultivo de estados mentales enriquecedores, es decir, entrenar la mente para ver la realidad con mayor claridad y objetividad.
Así como nos cepillamos los dientes, la meditación es algo que debe hacerse todos los días, se trata de la higiéne psicológica, ya que la mente es el motor de todo nuestro cuerpo, tenerla limpia, en calma, con mayor claridad y atención nos ayuda a regular las emociones. Entrenar la mente conlleva a tener más equilibrio y estabilidad.
“La meditación es un camino radical para el autoconocimiento”. Pablo d’Ors
Cualquier actividad realizada con atención construye la vida interior. Cuando meditamos obtenemos beneficios en la percepción sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea y mejorar este autoconcepto sí es posible, ya que la meditación es algo que se puede aprender, así como aprendemos un nuevo idioma, una materia, una habilidad, igual sucede con esta práctica.
Y así como muchas otras cosas en la vida se necesita de la constancia para llegar a obtener resultados significativos para el equilibrio y la consciencia plena.
¿Cómo puedo empezar a practicar la meditación?
-
Ponerte en una postura cómoda y alerta
Para empezar a meditar es necesario encontrar una postura donde nos sintamos lo más cómodas posible, puedes elegir hacerlo sentada o acostada, puede ser la opción más confortable, ve probando hasta encontrar la que más te guste. No hay ninguna regla que mida la efectividad según la posición en la que estés.
-
Debes estar presente
Es muy importante no dormirnos, ni evadir ese instante, debes estar consciente de ese momento que te regalas con firmeza y quietud. Recuerda que detrás de esta práctica asumes un propósito para tu vida, úsalo como motivación para mantener la concentración.
-
Observa las distracciones y sigue adelante
Es posible que cuando intentamos concentrarnos, es ahí cuando los pensamientos se disparan, sin embargo el objetivo no es rechazar todos estos pensamientos, sino comprenderlo y tener claro que los pensamientos no van a parar, y más bien ponerse de su lado con actitud amable, observarlos tal y como son, llevándolos de nuevo a la respiración.
-
No uses alarmas
Un consejo para medir el tiempo que pasamos meditando, es escuchar meditaciones guiadas que nos ayuden a determinar el inicio y el final de cada espacio. Es una buena recomendación para aquellas que son principiantes. Pero, si ya eres más experta puedes usar sonidos suaves que te avise pero que no te alerten.
-
Cuando más practiques mejor
La constancia es lo más importante para crear hábitos. Como consejo puedes poner una x en el calendario cada día después de cumplir tu compromiso, es una buena técnica para motivarte. Además fija metas cortas y ve aumentándolas cada vez más, por ejemplo, puedes iniciar con los primeros 7 días y registrar esa meta, luego, aumentarla a 15 días y así sucesivamente hasta convertirlo en hábito.